ORACIÓN A MARÍA INMACULADA por Manuel Becerra
Parroquia de los Sagrados Corazones – 5 Diciembre 2017
MEDITACIÓN ANTE LA VIRGEN DEL COLEGIO
Madre, quisiera tener presente en esta oración a nuestro profesor Pepe Camacho y que tenga una pronta y plena recuperación.
¡Oh! Hermosísima Virgen María, aquí estoy de nuevo bajo tus plantas, pero esta vez, me vas a permitir que no toque el martillo de tu altar efímero, que no sea la voz que guíe tus pasos por nuestro barrio, en ese día triunfal, en el que un pueblo te espera lleno de fe. Santísima Madre, hoy vengo a rezarte junto a este grupo de religiosos, profesores, antiguos alumnos, alumnos, familiares y amigos y poner en tus manos este pequeño y humilde rezo como anticipo a las fiestas que en tu Honor Virgen Inmaculada, hoy damos comienzo.
Al igual que comenzara hace muchos años, siendo aún alumno de este colegio, en la Vigilia que celebrábamos y que seguimos celebrando en el polideportivo, todos los 7 de diciembre, he querido comenzar hoy.
Me buscabas y te encontré, desde muy pequeño, casi sin darme cuenta, empezaste a entrar en mi vida igual que una gota de aceite, calando lentamente, pero dejando rastro inequívoco de tu presencia. Mis primeras oraciones a ti, con el Padre Nicolás, con inocencia, con dulzura, pues así nos enseñaron que era María, o la niña María, como le enseñaron a llamarla a mi madre y a mis hermanas, en su colegio de las Esclavas. Y nos enseñaron que la Virgen se llama Inmaculada, porque aunque seas Fuente de Salud, primero fuiste Inmaculada, aunque seas Victoria de fe, primero fuiste Inmaculada, aunque seas Patrocinio del desconsuelo, primero fuiste Inmaculada, aunque seas Estrella de la mañana, primero fuiste Inmaculada, aunque seas Dolorosa, Concepción te llamas.
Eres hermosa y desprendes belleza, tu caminar diario ha sido un caminar de dulzura y amor frente a las dificultades que la vida te iba poniendo por delante. Cuando Dios le encomendó al Ángel Gabriel que bajase del cielo y te anunciase que ibas a ser madre sin pecado concebida, lo hizo porque la Concepción Inmaculada de la Virgen María es un maravilloso misterio de amor, una perfecta glorificación de Cristo. La mayor gloria de Cristo se cifra en la belleza espiritual de una mujer –madre y compañera.
Qué acierto tuvo el Beato Pío Nono un 08 de diciembre de 1.854 al proclamar, con la Bula “Ineffabilis Deus”, el dogma de la Inmaculada Concepción de María. No podía ser de otra manera. Este Dogma no deja de ser un maravilloso misterio a los ojos del hombre. Pero porque es un misterio, por eso realmente es maravilloso, extraordinario y admirable. Sin esta Verdad, la Redención no hubiera sido posible, porque no es posible llegar a Dios si no es a través tuya, Madre.
María Santísima que ejemplo de vida para los cristianos, si difícil es hacer la voluntad del Padre, hoy te digo, que más difícil es hacer la tuya. Tu vida la podemos resumir en un rotundo “Sí” a los planes de Dios. Con tu “Sí”, el Dios lejano y temido se hace nuestro. A partir de la encarnación de tu Hijo, Dios tuvo otro título que antes no tenía: “Emmanuel”, el Dios entre nosotros.
Qué vida tan difícil la tuya, porque fuiste el seno donde nació el amor hecho hombre, y por circunstancias de la vida, cuando la paja de heno del pesebre se transformó en clavos duros, los labios de Jesús bebían sangre, sudor y lágrimas, Tú estabas a sus pies, como cimiento en el que los cristianos sustentaran su fe.
Dado que las palabras humanas son incapaces de expresar las realidades divinas, estas palabras: “Inmaculada” y “Concepción” deben ser comprendidas con un significado que va más allá de aquél que la razón humana, en su expresión más profunda, podría darles de manera natural.
Y TU, ¿QUIÉN ERES?
Entonces, ¿Quién eres Inmaculada Concepción? Para unos, una Virgen niña, dulce en tu rostro, con una mirada baja buscando la ternura de los niños y adolescentes que sus intenciones ofrecen, con manos entrelazadas que salen del corazón, rodeada con un manto celestial donde una estrella nos guiará los pasos por el camino de la vida, igual que guió los pasos de los Magos de Oriente hacia el fruto bendito. Elevada por Ángeles querubines sosteniendo una oración, corazones sagrados y un serrucho, y ensalzada sobre un trono celestial de blancas nubes.
Y en torno a ti, cuantas horas de conversación con Federico, cuanto cariño me demuestra, siempre le estaré eternamente agradecido por haber pensado en mí para este momento de oración, para ti Federico mi gradecimiento. Que nuestra Virgen Inmaculada te tenga siempre presente y nunca te deje caer en las dificultades de la vida.
Para otro amigo, eres el monumento entorno a quien se reunían las tunas y poco más. Hasta que un día te descubre Virgen Inmaculada de los Padres Blancos, o mejor dicho, como te nombramos muchos de tus devotos, Inmaculada del colegio, que es como más le gusta que te llamemos. Y en Ti, en tus ojos, ve el reflejo de las ilusiones de aquellos que trabajan para que se cumplan tus deseos de crecimiento en la fe, convivencia y servicio. Desde ese día, es consciente que eres el faro que ilumina su vida y le lleva a tu corazón de Madre.
Para otro amigo, eres el modelo de Santidad al que estamos llamados los cristianos. Imagen a seguir, prototipo a imitar para todo los que un día deciden cargar con esta cruz, cruz que en muchas ocasiones abandonamos en el camino por los pecados. Por ello, este amigo, concluye indicando, aunque lo seguiré intentando.
Pero realmente ¿quién eres María?:
María eres gloria de los cielos y reina de los hombres en el misterio de tu Purísima Concepción. Porque no hay gloria más excelsa. Tú eres gloria del Cielo, y de la tierra; tú eres honra de todo el género humano. Eres gloria porque adquieres la santidad en la tierra, siendo reina de los hombres al ser un misterio admirado por el pueblo antes de ser proclamado. Y será un misterio que perdurará en la historia porque ningún otro misterio ha nacido del pueblo para ser venerado por éste.
María eres incienso, porque tu belleza es perfume de alabanza a Dios, con el que se perfuman los templos sagrados.
Una belleza espiritual tan grande se merecía una belleza corporal sin igual. Tu belleza nos garantiza que es posible la victoria del amor; más aún, que es cierta; nos asegura que la gracia es más fuerte que el pecado.
Maria eres aroma de mil plegarias. Como las plegarias que mañana traerán, una año más los inocentes niños del colegio. Porque Madre, cuántas oraciones, cuántas plegarias has recibido y recibes de estos tus alumnos, desde los más pequeños, hasta los que poco tenemos ya de alumnos, pero que seguimos llamándote la Virgen del Colegio. Cuántos deseos que ponemos en tus manos para que, fiel intercesora entre Cristo y los hombres vayas transmitiendo al Padre. La profundidad del hombre empieza por conocer a Dios, y tú, marcas ese camino, mediadora hacia la Salvación.
María eres la oración fervorosa del colegio donde aprendo a amarte. Así nos lo enseñaron, si quieres llegar a Díos, rézale a la Virgen porque tú eres todo amor, Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención. Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? Porque si María eres todo amor, ¿qué no darás Santísima Virgen por salvarnos?
Eres Aurora siempre hermosa. Quisiera que todos te reconocieran como hermosa aurora adornada con luz divina, en ti no hay imperfección que quepa, tu magnificencia nunca se pierde, celestial belleza. Todos los que están junto a Dios, tienen una belleza sin igual que es la pureza.
Eres corazón de niño, como todos esos niños que a diario se acuerdan de ti en las oraciones de la mañana. Como todos esos niños que con inocencia acuden a rezarte y aprenden el camino marcado por tu luz y que les dirige al Padre. Madre, quisiera que nunca perdiese el corazón de niño, pues la maldad, en ese corazón, no habita, y su latido es un latido de amor que nos acerque cada día más a tu encuentro.
Eres hermosa y tu hermosura llena de luz mis ojos. Eres blanca estela radiante de luz, del enfermo, del que sufre, del que llora, del pecador. Hermosa luz que ilumina esa pequeña capilla donde tienes tu morada. O como cuanto te subes a tu paso, cada 8 de diciembre e iluminas las calles de Sevilla dando ejemplo de fe y recogiendo oraciones de un pueblo que te implora. Y será entonces cuando niños, jóvenes y adultos se queden prendados de tu belleza.
Eres miel que endulza mis labios. Dulce en tu porte, dulce en tu mirada, dulce en tu rostro, dulce en tu sonrisa, dulce en toda la extensión de la corta palabra… y, sin ficción, sin hipocresía, sin interés, ni blandura. Porque eres dulce, Dios te presenta como una madre, pues de los seres mundanos, la madre es la dulzura por excelencia. Todos nos refugiamos en el cariño de una madre cuando tenemos un problema: Virgen Inmaculada, protege a todas las madres de este mundo, y vaya mis oraciones por las antiguas alumnas, por las alumnas, por las madres, por las hermanas, por las hijas, por las novias, por las amigas, de todos los que nos sentimos de este colegio, que nunca nos falten, y si llegase la hora, se Tú Madre la que con tu manto de santidad nos ayudes a comprender esos momentos, que ni el tiempo, ni la razón le dan comprenda.
María eres flor de cariño. Mañana, seremos nosotros los que te llenemos tu corazón con flores de cariño. Del cariño de los más pequeños de este colegio, y veras como son capaces de captar tu belleza y dulzura. Porque al decir Virgen Inmaculada, lo que se nos viene a la cabeza es esa mujer fiel a la llamada de Dios, representada siempre en dulzura. Frente a los problemas, Tú respondías con amor, cariño, ternura. Que mi oración sirva para aumentar el amor a los demás, para que vea en ellos la bondad, la generosidad, la tolerancia, la apacibilidad.
Eres aliento de santidad, como te decía el Santo Papa Juan Pablo II, tu vida terrenal, se caracteriza por una perfecta sintonía con la persona de tu Hijo y por una entrega total a la obra redentora que él realizó. Para nosotros, los creyentes, eres el modelo de santidad auténtica, por eso eres la perfecta mediadora entre Dios y nosotros. Con tu Sí incondicional a Dios, hemos podido conocer y experimentar el amor de Dios.
Eres faro de mis luchas, en el mar de mis años de juventud. Faro como aquel sábado Santo cuando en mitad de la oscuridad, cuando tu hijo había muerto, tú mantuviste encendida la llama de la fe. Nosotros somos concepciones manchadas por el pecado original, y aunque nos propongamos ser imagen tuya, el Si eterno, se transformará en negaciones de San Pedro, porque tú eres la única Inmaculada Concepción.
Nuestra falta de constancia, es compensada por tu perseverancia. La juventud es una lucha constante entre el bien y el mal, donde Tú velar en nuestra particular singladura, marcará el rumbo certero hacia el puerto de llegada, donde la oscuridad se torne en sol eterno de amor.
Eres el Corazón de una Madre, el puerto al que espera uno llegar, cuando las vicisitudes de la vida te muestran caído, te derrotan cual bajel en mitad de una tormenta a la deriva. Qué pena siento Madre, cuando escuchas hablar, a algunos jóvenes y otros no tan jóvenes, de la vida. De esa vida que para ellos comienza después del parto, cuando un llanto de alegría, el llanto que más feliz hace a una madre abre los pulmones y pone en marcha el corazón de la vida. Cuanta juventud equivocada, con ideales que poco tienen que ver con tu ejemplo de Santidad, con tu ejemplo de servicio. ¿Te imaginas lo que hubiese pasado hoy con la visita del Arcangel? Cuantas veces ninguneamos ese momento, cuantas veces rompemos la historia para dejar vidas, que sin merecerlo, sin ser culpables de nada, más que fruto del egoísmo y del placer terrenal, son destrozadas y despedazadas. Si, Madre, por eso cada día soy más defensor de la vida, y así lo proclamo en cada Función Principal de Instituto de nuestra Hermandad del Silencio, la Madre y Maestra, que la vida es vida desde el propio momento de la concepción y que desde ese momento hay que luchar por ella. De esa Hermandad de la que también el presentador es hermano, y que tantos años ha proclamado su fe bajo tus plantas en la madrugada del Viernes Santo. Gracias Fernando por las palabras que me has dedicado, nuestra amistad que fue engendrada por dos pequeños, hoy seguimos manteniendo y me atrevo a decir que ha aumentado gracias a este colegio y a su forma de ser, que nos la inculcaron en nuestros años de alumnos. Madre, quisiera pedirte por él, por su mujer Eva, y sus hijos, Marta y Fernando, que siempre los quieras tanto como el amor que pone Fernando, portando la luz de la fe que ilumina tu camino, cada madrugada de Viernes Santo.
Hoy te consagro, Virgen Inmaculada, mi corazón de niño, mis ilusiones de joven, mi vida de mañana, para que Tú seas siempre la Reina de mi alma, desde el amanecer, hasta el ocaso de mi existencia. Cuántas veces te lo he preguntado y cuantas veces me lo has respondido, pero sigo sin comprenderlo. Era una persona buena con un corazón de niño, la ilusión manaba de su interior, y tú la reina de su alma junto a su Virgen Candelaria. Así era Manolo, y te lo llevaste junto al Padre mucho antes de que nosotros comprendiésemos que había llegado el ocaso de su existencia. Para nosotros sus amigos estaba en el amanecer de la vida. Sabes que no lo entiendo, pero las cosas de Dios son de Dios y por eso cada festividad de la Inmaculada nos acordamos de él, seguro de que está dispuesto en su última trabajadera y te rezamos para que lo sigas cuidando.
Virgen Inmaculada, es tiempo de dejar a otros que se acerquen a tus plantas a rezarte, es tiempo de que comiencen las fiestas que en tu honor Inmaculada hoy comenzamos, si bien antes quisiera ser agradecido contigo, agradecido porque lo que recibo de ti no soy digno de tal merecimiento.
Gracias por esta Congregación por todo el cariño con el que nos tratan a toda mi familia, y que, si soy algo en esta vida, es por el esfuerzo que junto a profesores, compañeros de clase y mi familia, trabajaron codo con codo para construir, en mí, el proyecto que Dios les tenía encomendado, gracias.
Gracias por mi familia, verdadero fortín donde me refugio y que me ayudan a levantarme con la ilusión diaria de cumplir con la voluntad del Padre. Gracias
Espero Virgen Inmaculada que hoy hayamos cumplido la misión de rezarte y de llegar al corazón de los que en torno a tu nombre nos congregamos, pero no quisiera despedirme sin una última plegaria, con la que terminamos en muchas de las ocasiones que me llamas a rezar.
Virgen Inmaculada, que en este camino de la vida, no me dejes nunca de Tu mano a la que asirme en los momentos de dificultad, en los momentos en los que me aparto de camino que Dios me tiene trazado. Que la luz que desprende tu belleza, sea luz que ilumine el sendero de la vida por el que transitamos diariamente para cumplir con la voluntad de Dios, por muy dura que sea, por mucho que parezca que defraudamos a nuestro ser. Y no permitas que tu corazón deje de latir a mi lado siendo el verdadero Pilar que me sostiene y me impulsa a seguir compartiendo con los demás la alegría de vivir la fe a tu lado, siendo la verdadera intercesora.
¡Oh Inmaculada Virgen María! Que Así sea.
Manuel Becerra. 5 de diciembre 2017